Hablar del síndrome del bebé
sacudido o zarandeado parece ser que últimamente ha traído cierta polémica,
pues a algunas personas no les ha parecido bien que se hable de ello. Quizá
sean personas a las que no les guste hablar de las realidades de la vida porque
prefieran imaginarla como algo idílico y sin problemas. Pero este blog ha sido
creado para ayudar a resolver algunos de los muchos problemas que consideramos
que tiene la vida, y basado en el convencimiento de que el primer paso para
resolverlos, o intentarlo al menos, es conocerlos y disponer de información.
Así que a continuación aportamos nuestro granito de arena a la difusión de un
problema cuyo conocimiento puede ayudar a prevenir lesiones irreparables e
incluso muertes de bebés y cuyo desconocimiento o mirar para otro lado sólo
puede servir para que los daños y muertes continúen produciéndose.
El síndrome del bebé sacudido hace
referencia a las sacudidas o zarandeos a que algunas veces se puede someter al
bebé por parte de sus padres o cuidadores, normalmente a causa de un prolongado
y ruidoso llanto, y en la creencia de que ese brusco movimiento hará que deje
de llorar. Casi siempre son padres o cuidadores normales, que quieren al bebé y
que no desean causarle ningún daño ni son conscientes de que con esos
movimientos puedan causárselo. Sólo quieren que cese el llanto, y son víctimas
de una pérdida de control debido al cansancio, el estrés y los nervios del
momento, y de la ignorancia al no saber las posibles consecuencias de esos
bruscos movimientos. Casi nunca son maltratadores.
Pero el caso es que tales sacudidas
sí pueden causar daños, incluso graves en un cuerpo tan frágil, y esto es lo
que hay que saber y no olvidar llegado el caso. Y por eso consideramos
importante difundirlo también en este blog que intenta ayudar a los niños y a
sus familias, en vez de mirar para otro lado como quienes prefieren vivir como
Alicia en el país de las maravillas en vez de reconocer que la crianza de un
niño no deja de tener a veces su dureza por amoroso, bonito y entusiasmante que
sea.
El síndrome del niño sacudido o
zarandeado es el conjunto de lesiones cerebrales que se producen cuando se lo
agita bruscamente. Cuando se agita a un bebé, su cabeza rota sin control,
debido a que los músculos de su cuello están poco desarrollados y le dan muy
poco soporte. Pueden bastar unos segundos para que se produzca una lesión
irreparable en el cerebro.
Los expertos señalan ciertos
factores psicológicos que podrían aumentar el riesgo de agitar al bebé: las
expectativas no realistas sobre cómo debe ser el bebé, el ser padres jóvenes e
inexpertos, el sufrir estrés, el abuso del alcohol o las drogas o padecer
depresión, entre otros. En cambio, asumir que el llanto continuo puede ser
normal entre los bebés pero que mejora con el tiempo, buscar ayuda cuando se
pierdan los nervios y educar e informar a sus cuidadores sobre las graves
consecuencias de zarandear a un bebé son las maneras de prevención más
efectivas.
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