23 de octubre de 2018

El valor del esfuerzo






            La RAE define el esfuerzo como “empleo enérgico del vigor o actividad del ánimo para conseguir algo venciendo dificultades” y como "ánimo, vigor, brío, valor”.

            Pese a los mensajes engañosos de algunos que se empeñan en hacer creer que en la vida las cosas son fáciles, o incluso que sólo basta con desearlas para conseguirlas, lo cierto es que en este mundo nada o casi nada nos viene de regalo o sin esfuerzo. Desde las cosas más básicas y cotidianas hasta las más importantes, todas ellas requieren del esfuerzo en alguna medida. Y nadie las va a hacer por nosotros siempre, y desde luego no cuando se alcanza la edad adulta. Por eso lo más sensato es preparar a los niños para asumir las dificultades que la vida sin duda les va a presentar.


Vídeo Los tres cerditos y el lobo - Esfuerzo

            Educando en el esfuerzo haremos a los niños más fuertes y más aptos para enfrentarse y resolver los problemas que se les vayan presentando en el futuro. El esfuerzo implica además autodisciplina, fortaleza, control, paciencia, perseverancia, tenacidad, responsabilidad, posponer la recompensa, fortaleza ante la frustración, todas ellas virtudes relacionadas que pronto les serán muy útiles. Por otra parte, los logros conseguidos en cualquier área de la vida es normal que den lugar a una justa satisfacción y un sano orgullo, pero hay que prevenir también que no lleven a la soberbia, la arrogancia y desprecio hacia los que habiéndose esforzado también no lo han podido conseguir por las circunstancias que sean, sino que vayan acompañados de humildad y generosidad, de respeto y consideración.

            La mayoría de las cosas importantes para la humanidad han sido conseguidas con mucho esfuerzo. Incluso los descubrimientos que han tenido lugar por casualidad, lo han sido gracias a que alguien estaba trabajando en algo, aunque fuera buscando otra cosa, lo que dio la oportunidad a que se produjera esa casualidad.


El valor del esfuerzo - Gregorio Luri    La ideología del esfuerzo - José Moya  El esfuerzo - Francesc Torralba  Atención y esfuerzo - Daniel Kahneman

            Si bien es cierto que en este mundo el esfuerzo no garantiza conseguir todo lo que se quiere, ni ser más reconocido que quien no se ha esforzado tanto, o que los logros no siempre son proporcionales al esfuerzo desplegado, también es cierto que por regla general con esfuerzo se consigue estar mejor que sin él. El valor del esfuerzo siempre está ligado a la esperanza y a la confianza. Y, en el peor de los casos, siempre tendrá uno la satisfacción de haberse esforzado, de haber hecho lo que haya podido. Lo peor siempre es no esforzarse o esperar que otro se esfuerce por uno. El niño que desde pequeño aprende a esforzarse tendrá una mejor actitud y aptitud ante los entornos dificultosos y podrá valerse mejor por sí mismo ante las adversidades o necesidades que le vaya planteando la vida.




            La experiencia nos va demostrando que con esfuerzo todo funciona mejor que sin él. Los estudios, los deportes, las tareas de la casa, el trabajo; la convivencia con los vecinos, amigos, familia...

            Si sabemos atarnos los zapatos, o la hora que nos indica el reloj, o andar en bicicleta, es porque un día seguramente un familiar se esforzó en que lo aprendiéramos, y nosotros en aprenderlo. Lo mismo sucede con todo lo que sabemos y con todo lo que queramos o necesitemos saber. Nada se aprende sin algún esfuerzo, independientemente de que lo que queramos o tengamos que aprender nos resulte más o menos atractivo, nos interese en mayor o menor medida o nos motive mucho o nada. Aprender supone un esfuerzo. Aprobar una oposición o conseguir y mantener un trabajo, supone un esfuerzo. Practicar algún deporte o ejercicio físico o mental, supone un esfuerzo. Esforzarse desde pequeñitos en las pequeñas cosas cotidianas es el primer paso para conseguir que nuestros hijos tengan más logros y satisfacciones en su vida.

Vídeo sobre el esfuerzo - Inger Enkvist

            Aprender que todo se consigue con esfuerzo, y todo lo que ello implica, es una de las mejores enseñanzas que se le puede dar a un hijo. Una buena actitud ante el esfuerzo es como una vacuna que los pondrá a salvo de muchos males que pueden venir de su ausencia. Se equivocan quienes piensen que no fomentar el esfuerzo en sus hijos es hacerles la vida más fácil. Justamente es todo lo contrario lo que consiguen para su vida adulta. Y además se encontrarán en inferioridad de condiciones respecto de quienes sí han aprendido y han convertido en hábito el esforzarse, ser perseverantes, pacientes, capaces de retrasar la recompensa y saber esperar, no quererlo todo ya y sin esfuerzo, no dejar para más adelante lo que deba de hacerse ya (procrastinación), etc.

            Ahora bien, el valor del esfuerzo no viene de serie ni se aprende solo. Hay que concienciarse desde pequeñitos y entrenarse en él, siendo conveniente hacer ver con ejemplos claros sus ventajas, así como las desventajas de su contraria, la pereza. El entrenamiento puede incluso llegar a convertir en un punto fuerte algo que antes era un punto débil. ¿Cómo se puede educar en el valor del esfuerzo?, ¿cómo podemos inculcarlo? Los siguientes consejos pueden ser muy importantes:


Ví­deo sobre el esfuerzo y la disciplina - Para todos la 2

1)       Enseñarles con el ejemplo, que suele ser mucho más efectivo que las solas palabras.

2)       No darles todo hecho, y hacerles responsables desde pequeños. Además de los deberes del colegio, que es su trabajo a estas edades, y en función de su edad, pedirles que vayan haciendo cosas (recoger los juguetes, recoger la ropa de la habitación, echar la ropa sucia al cubo de ropa para lavar, limpiar su habitación, ahorrar algo de la paga si la tienen, ...). Y dejarles hacerlo con paciencia por nuestra parte, aunque tarden mucho, aunque no lo hagan tan bien como se quisiera. Es normal. Será cuestión de tiempo y desarrollo que lo hagan bien y que le cojan gusto al trabajo bien hecho además.

3)       Buscarles ejemplos de lo que se puede lograr con esfuerzo y lo que puede pasar si uno no se esfuerza. Ponerles si es posible ejemplos de la vida que puedan ver ellos mismos.

4)       Ayudarles a ponerse metas realistas acordes con cada edad, y a alcanzarlas paso a paso, escalón a escalón. Que aprendan que no se puede, y si se puede no es bueno, querer llegar al último escalón sin haber pasado por todos los anteriores.


Libros sobre educación - Inger Enkvist             Libros de Gregorio Luri
Libros de Inger Enkvist                                 Libros de Gregorio Luri

5)       Animarles a realizar pequeñas tareas que supongan retos, como puzzles o similares, en que tengan que esforzarse en pensar. Así como algún deporte o ejercicio físico.

6)       Hacerles ver el valor del dinero, así como de la generosidad por un lado y el aprovechamiento de los recursos existentes por otro, evitando siempre el despilfarro.

7)       Acostumbrarse a no retrasar las obligaciones. No valen excusas cuando hay que hacer algo.




8)       Enseñarles que aun con esfuerzo no siempre se puede conseguir lo que se quiere. Y aprender a soportar la frustración, resaltando el valor de haberse esforzado.

9)       No tener miedo al fracaso. Que el miedo al fracaso no paralice e impida esforzarse.

10)   Felicitarlos cada vez que con su esfuerzo consiguen algo. Y también cuando no lo consiguen. Que se sientan orgullosos del hecho de haberse esforzado incluso con independencia del resultado.
          
Vídeo sobre el valor del esfuerzo - Toni Nadal









           
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